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martes, 2 de noviembre de 2010

Apolo 8. La misión mas arriesgada.


Si hablamos de las grandes misiones de la exploración espacial todo el mundo se acuerda de Yuri Gagarin, de John Glenn, del Apolo 11, o como no, del Apolo 13 que tuvo los corazones de todo el mundo en un puño durante unos días. Sin embargo nadie se acuerda del Apolo 8, y dentro de mi modesta opinión fue la misión más arriesgada de todas las habidas hasta la fecha, ya que el Apolo 8 abriría el camino hacia la Luna. Hasta este momento teóricamente los soviéticos iban por delante de los americanos en la carrera espacial, siempre todos los éxitos eran a cargo de los primeros, pero ahora serían los estadounidenses los que comenzarían a batir records.

Tras el retraso en el programa espacial americano producido por el accidente del Apolo 1, se produjeron varios lanzamientos de prueba todos exitosos, hasta que llegó el momento de lanzar un vuelo tripulado, el Apolo 7. Éste se limitaría a hacer una serie de prácticas en la órbita terrestre, y su lanzador era una variante menos potente del Saturno V, el Saturno IB. El siguiente vuelo estaba programado para realizar una serie de maniobras con el módulo lunar de descenso también en la órbita terrestre, pero aparece el primer problema, y era que aún no estaba totalmente terminado. Para evitar retrasos, se decidió alterar el orden de los vuelos, ya que la siguiente misión consistiría en orbitar la Luna, y para eso no haría falta el módulo lunar, por lo que fue el Apolo 8 el que se encargaría de esta misión. Pero la misión no dejaba de ser complicada, ya que los astronautas no tenían el tiempo suficiente para un correcto entrenamiento. Para ello se designó a tres de los grandes astronautas americanos: el comandante Frank Borman, el piloto del módulo de mando James Lowell (sustituyendo a Michael Collins debido a una lesión en la espalda y quedando relegado al Apolo 11), y el piloto del módulo lunar Willian Anders.

A pesar de todo, los soviéticos parecían seguir de cerca los pasos de los americanos, ya que los servicios de inteligencia fotografiaban un enorme cohete listo para ser lanzado en la base de Baikonur. Era este el “N 1”, un cohete de similares características al Saturno V, con capacidad para llevar un hombre a la Luna, pero que nunca llegó a hacerlo. De todas formas no se podía perder tiempo, y el 21 de diciembre de 1968 el Apolo 8 era lanzado al espacio con destino la Luna.

En el despegue del Apolo 8 hubo pequeños problemas, fallos en el motor que alargaba los encendidos y la órbita no fue del todo perfecta. Pero poco después se encendía la tercera etapa del Saturno V, iría aumentando la velocidad y ampliando la órbita hasta que suavemente se fue escapando de la atracción terrestre y con rumbo a la Luna. Era la primera vez que un ser humano abandonaba la Tierra en dirección a otro planeta. También era la primera vez que un ser humano alcanzaba una velocidad de 40.000 kilómetros por hora, que es la velocidad de escape de la Tierra. Por el espacio nos movemos realizando órbitas, y era la primera vez que un ser humano abandonaba la órbita terrestre para incorporarse a una órbita solar y después a una lunar.

Y ahora llegaba la fase más complicada de la misión, la llegada a la Luna. Hasta este momento todas las maniobras se habían hecho mediante complicados cálculos matemáticos sobre el papel, y mediante simuladores, pero ahora todo era real y estaba en juego la vida de tres personas, y todo un programa espacial que contaba con muchos detractores. La llegada a la Luna debía de ser muy precisa, un error en la velocidad o en el ángulo de aproximación y los astronautas podían terminar estrellándose contra la Luna o perdidos en el espacio. Tras 61 horas de vuelo, realizaron un nuevo encendido de corrección que frenó la nave para que pudiera ser atraída por el campo gravitatorio de la Luna. A las 69 horas de misión, la nave Apolo entró en la parte posterior del satélite quedando completamente incomunicados con tierra, en este momento se volvieron a encender los motores que dejarían al Apolo en órbita lunar. Esta maniobra era la mas delicada de la misión, de no ser correcta los astronautas no volverían con vida. Por primera vez un ser humano veía en directo la cara oculta de la Luna. Mientras en Houston, los controladores se tomaban un pequeño descanso lleno de tensión. Un reloj en cuenta atrás marcaba el momento en que se deberían de reanudar las comunicaciones, de hacerse antes o después dependía el fracaso de la misión. Cuando el reloj llegó a cero se oyó, de forma matemática, de nuevo a los astronautas que aparecían por el otro lado de la Luna. Todo había sido correcto, y los pasajeros veían también por primera vez aparecer la Tierra sobre el horizonte lunar, realizando una de las fotografías mas espectaculares del siglo XX. De esta manera también se batiría un nuevo record, en este caso de altura ya que se encontraban a unos 380.000 kilómetros de la superficie terrestre. Esta maniobra quizás haya sido la más delicada de toda la exploración espacial hasta la fecha.


A partir de este momento orbitarían la Luna en diez ocasiones y emprenderían de nuevo el camino a casa. James Lowell volvería de nuevo a la Luna, pero tampoco en este segundo vuelo tendría la suerte de posarse sobre ella ya que el famoso accidente del Apolo 13 hizo abortar la misión.

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