Las perras volarían en un compartimento especial, alojado en la capsula “Sputnik 5”, e irían acompañadas de 40 ratones, dos ratas, plantas, semillas, frutas, insectos y otros seres vivos. Las perras (la carga más importante) eran observadas desde tierra con dos cámaras de televisión. Poco después del lanzamiento, parecían no manifestar señales de vida, aunque la telemetría decía lo contrario, la razón fue debida a lo que después se conocería como el mareo espacial. Unas órbitas más tarde Belka acabaría vomitando. Esta fue la razón por la que los médicos recomendarían que el primer viaje tripulado por un hombre (Gagarin) fuera solamente de una órbita. El segundo viaje tripulado de un hombre fue el de Titov, el cual daría 17 vueltas a la Tierra, padeciendo los mismos síntomas de mareo que las perras, situación esta que preocuparía mucho a los médicos del programa espacial soviético.
A parte de este inconveniente, el viaje de Belka y Strelka transcurrió sin incidentes, realizando 18 órbitas y haciendo una reentrada en la atmósfera perfecta, cayendo a una distancia de 10 kilómetros del lugar programado. A una determinada altura la pequeña capsula donde viajaban los animales fue eyectada, y caería aparte con paracaídas, como luego se haría con los primeros vuelos tripulados por personas. Finalmente se comprobó que las perras estaban en perfectas condiciones y que los efectos del mareo eran una cuestión transitoria
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