En Octubre de 1981, representantes de la NASA se reunían con miembros del Senado para discutir los presupuestos para el año fiscal 1982. Poco a poco se fueron explicando los proyectos y las necesidades de la agencia espacial, y atendiendo a las preguntas de los senadores. Cuando se llegó al capítulo del SETI, el senador demócrata por el estado de Wisconsi, William Proxmire(en la foto), preguntó: “¿En qué consiste eso del SETI?” A lo que se le explicó que consistía en mandar señales al espacio, al objeto de recibir alguna posible respuesta que evidenciara la existencia de vida inteligente extraterrestre. Dicha investigación no convenció al senador, por lo que se denegaron los fondos presupuestados. Posteriormente, Proxmire informó al presidente Ronald Reagan, diciéndole textualmente: “Señor Presidente, hace tres años la NASA pidió tres millones de dólares para financiar un programa llamado “Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre”. La idea fundamental de este programa consiste en buscar inteligencia más allá de nuestro sistema solar. Nuestros mejores sabios de la NASA dicen que es probable que haya vida inteligente en algún punto de la galaxia. Yo he pensado siempre, que si se quieren buscar inteligencias habría que empezar precisamente aquí, en Washington, en donde ya es difícil encontrarlas; quizás sea incluso más difícil que encontrarlas en otros sistemas solares”.
En fin, si los políticos tuvieran el mismo grado de inteligencia que de ingenio, otro gallo nos cantaría. Por supuesto, aquel año se cancelarían los presupuestos del SETI. Los años posteriores se retomarían, pero en menor cuantía.